Un Rurouni Para tus Pensamientos
un fanfic de Rurouni Kenshin
por Information Specialist
traducido al español por Azur
Rurouni Kenshin y personajes mencionados en este texto son Copyright
© Nobuhiro Watsuki.
Capitulo 8: Revelaciones
¿Estás feliz? Tuviste que ir y pedirle que te dijera algo que ya sabías.
El no te ama. Te has estado engañando a ti misma por mas de un año. ¿Y
qué vas a hacer ahora, después de haber arruinado la pequeña relación
que ya tenían?
Kaoru se estaba cansando de ese lado de su conciencia. Ese que parecía
estar siempre reprochando, hiriéndola y burlándose. Como si no tuviera
suficientes recuerdos que reprocharse como para permanecer despierta toda
la noche. No necesitaba más. Hacia mucho que había detenido su carrera;
solamente había hecho lo necesario para alejarse de Kenshin tan rápidamente
como le fuera posible.
Entró a la casa tan sigilosamente como le fue posible para no llamar
la atención de nadie, se encaminó directamente a su habitación y cerró
la puerta tras ella. Dio unos pasos hacia su futon y cayó de rodillas.
¿Qué pasa conmigo? ¿Cómo pude haberle dicho eso a Kenshin, y justamente
ahora?
Su cerebro trató de alejar todo aquel pensamiento que pudiera hacerla
acabar en un llanto desconsolado. Trató de alejar el pensamiento de como
lo único que siempre había querido y necesitado no solo no estaba disponible
para ella, sino que era inalcanzable.
No debería sorprenderme, siempre lo he sabido. Kenshin me ve como
una amiga. No, es peor que una amiga... soy para él como una hermana.
Sacudió la cabeza por la amargura. ¡Es aún peor: soy como su hermanita
pequeña a quien tiene que cuidar!
Sus labios se estremecieron por el esfuerzo que tomó tratar de no pensar
más. Se recostó sobre el piso, ignorando la fría y dura madera bajo su
espalda, y cerró los ojos. La joven concentró toda su fuerza mental en
desacelerar su corazón y en controlar las ganas de llorar que sentía nacer
desde lo mas hondo de su ser. Trató de relajar sus facciones y dejar escapar
el dolor punzante de su cabeza.
Cerró con fuerza los ojos, y de lo mas profundo de su mente, apareció
una imagen de Kenshin. Una imagen de la última tragedia que había hecho
aparecer de nuevo a Battousai. Shigure-san y el resto de sus seguidores
habían sido asesinados. Toki-dono lloraba angustiosamente sobre su cadáver.
Kaoru había llegado justo a tiempo para ver como Kenshin, con todo el
cabello ondeando alrededor de el por el poder emitido, encendió completamente
su ki. Sus ojos se volvieron estrechos, brillando como la luz de
las llamas del infierno en la más profunda oscuridad de la noche.
Si no hubiera sido por el sakabato, Tamano hubiera conocido al creador
esa misma noche. El grito de batalla que Kenshin había emitido desde lo
mas profundo de su ser le heló la sangre y paralizó el corazón de Kaoru.
Ella había pensado que habiendo aprendido semejante técnica como el Amakake
Ryu no Hirameki, Battousai no volvería a aparecer de nuevo, que había
sido removido de Kenshin sin dejar rastro. Esa noche había probado que
la otra mitad de Kenshin solo había estado dormida.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por alguien golpeando su puerta.
Kaoru abrió la puerta; era Sano.
—Saitoh esta aquí... —dijo simplemente.
—¿Eh? Yo pensé que...
—Yo también... Pero él está aquí y quiere hacerte algunas preguntas.
Los ojos castaños de Sano encontraron los azules de Kaoru, y no podía
dejar de verla.
¡Che! Ella no se ve nada bien, pensó, observando los rosáceos
matices en su nariz y sus ojos llorosos. Kaoru tragó nerviosamente y pestañeó
violentamente para evitar su mirada.
—Entonces, no debo hacerlo esperar. —Ella pasó al lado de Sano, quien
la tomó de un brazo. Ella lo miró consternada.
—Jo-chan —comenzó, viéndola y pasando al lado de ella hacia la habitación
donde Kenshin y Saitoh esperaban—, no le creas. Aunque él no lo sepa aún
—Sano ahora dirigía toda su atención a Kaoru— ese imbécil te ama
—¿Dónde está Kenshin?
—Lo maté —contesto Saitoh con calma.
—¡¿Qué?!
Saitoh sonrió ante la reacción de Sanosuke. Aunque, obviamente, el ambiente
no estaba para bromas.
—Dijo que esperaría afuera. Además, la única razón por la que estoy aquí
es la chica. ¿Por qué no vas con él? Así podré hablar con ella en paz.
Sano se enojó, pero no comentó nada, y ésta situación parecía divertir
a Saitoh, pero pronto terminaron las bromas.
—Tal parece que él no esta muy cómodo conmigo cerca —dijo refiriéndose
a Kenshin.
—No has cambiado nada. Sigues conservando ese maldito ego tuyo, ¿verdad?
—Aho. No quiero decir que él me tenga miedo, aunque bien podría ser el
caso —agregó para molestar más a Sano.
—Lo que quiero decir es... Bah, no importa. ¿Por qué molestarme en explicárselo
a alguien con una mente tan pequeña como tu? Tardaría cien años en el
Bakumatsu para que lo entendieras.
—Hijo de... —gruño Sano.
Megumi observó la discusión que se estaba llevando dentro, y decidió
ir a buscar a Kenshin, al mismo tiempo que los ánimos dentro se calmaban
un poco.
Kaoru tuvo que armarse de valor para poder hacer su aparición; no tuvo
tampoco que ir muy lejos.
Kenshin estaba sentado en el escalón del porche, sus pies apoyados contra
el suelo, y el sakabatou envainada, puesta vertical frente a él. Parecía
estar estudiando intensamente la empuñadura, pero a medida que Meguni
se acercaba, ella se dio cuenta que él tenía la mirada perdida en el espacio.
Recordó lo que Sano le había contado, de cómo Kaoru había confesado sus
sentimientos por Kenshin, y como él había respondido.
Megumi se sonrojo, preguntándose si eso significaría que aún existía
una oportunidad para Kenshin y ella después de todo...
Extrañamente, había sido Sano quien le había dado a entender. Después
de haberle contado la noticia, él la había observado duramente y por largo
tiempo, esperando una respuesta. Cuando ella no dijo nada él la tomó por
los hombros.
—Escucha, no te hagas ideas sobre Kenshin. Simplemente porque le dijo
eso a Kaoru, no significa que lo haya dicho en serio.
Sus ojos se estrecharon y agregó fríamente:
—Tu sabes que él no te ama.
Megumi se sonrojó violentamente de vergüenza y de enojo. ¿Cómo pudo ser
posible que Sano leyera sus pensamientos de esa forma? A pesar de que
sentía pena por Kaoru, y que simpatizaba con ella, una fracción de ella
aún se preguntaba si la respuesta de Kenshin hacia Kaoru pudiera significar
que él estaba disponible para otra mujer. Pero no quería que Sano supiera
que él estaba en lo cierto. Megumi lo empujó con violencia y furia.
—¿Cómo te atreves a siquiera sugerir que yo sacaría ventaja de la situación?
—dijo indignada.
—Solo estoy asegurándome —contestó Sano sin ningún remordimiento al respecto.
A pesar de todo, ella tenía que ser sincera consigo misma. Ahora, observando
a Kenshin, supo que Sano estaba en lo correcto. Yo hubiera sacado ventaja
de esto, si no hubiera sido por las circunstancias.
Caminó hacia Kenshin; su presencia lentamente lo devolvió a la realidad.
—Kenshin, Sano fue a buscar a Kaoru.
Se preguntaba por qué Kenshin estaba esperando afuera, en lugar de adentro,
pero cuando él la miró, ella perdió toda noción de pensamientos coherentes.
—Estaré allí en un segundo, Megumi-dono.
Cualquier mujer se enamoraría perdidamente de él con tan solo mirarlo.
¿Por qué tendría que ser diferente con ella? pensó Megumi mientras
regresaba al dojo, y lanzaba una mirada a Kenshin que permanecía sin moverse.
"Kenshin te ama..." ¿Sería verdad? "Aún si él no
lo sabe..." ¿Qué se supone que significa eso? El me ama, o no.
Además el ha sido muy claro acerca de eso.
A pesar de todo, las palabras de Sanosuke continuaban dando vueltas en
su cabeza, hasta después de haberse sentado frente a Saitoh, y preguntándose
que podría querer él con ella.
—Seré claro en esto. Quiero que me cuentes todo lo que sabes sobre el
rol que cumplía tu padre en el Bakumatsu.
—¿Eh? —Kaoru estaba confundida, como también lo estaban Kenshin, Sano
y Megumi.
—Tu padre, y su rol en el grupo "Togowa" —continuó Saitoh impaciente—.
Quiero que me cuentes todo lo que sabes sobre su trabajo.
—¿Su trabajo? —contestó Kaoru insegura.
Saitoh suspiró exasperado. ¿Con quién creía esa niña que estaba jugando?
Tendría que hacerlo de la forma difícil.
—¿Sabías o no que tu padre era el hitokiri cabecera del grupo "Togowa",
y que él dirigió a la división que asesinó a todos los espías del Ishin
Shishi?
El cuarto quedó en silencio. Saitoh lo notó y comenzó a observar el rostro
de Kenshin. Así que él no sabe. Me lo suponía.
Sano y Megumi miraban de Kenshin a Kaoru, a Kenshin, a Kaoru de nuevo,
todo en espera de una respuesta.
—No sabía el nombre del grupo.
—Pero sabías sobre su trabajo —presionó Saitoh.
—Lo averigüé después —admitió Kaoru, para sorpresa y horror de Kenshin—.
¿Por qué me preguntas sobre eso? Fue hace muchos años.
—Te pregunto porque tengo mis razones para creer que eso se relaciona
con una serie de asesinatos que han venido ocurriendo recientemente. Tu
debes saberlo: parece que casi te conviertes en su siguiente víctima.
—La observó significativamente, esperando ver algún tipo de reacción en
su rostro. Su cara permaneció neutral. Sin embargo, los otros tuvieron
una serie de emociones en sus rostros, mientras trataban de lidiar con
la información que acababan de recibir.
Saitoh continuó:
—Todas las victimas, hasta ahora, habían sido miembros formales el grupo
"Togowa". No solo miembros, sino todos los que fueron dirigidos
por tu padre.
Kaoru pudo sentir como todo su ser entraba en pánico, mientras Saitoh
continuaba.
—Obviamente, alguien quiere vengarse contra la división de tu padre.
Y si ellos estaban matando a todos sus miembros regulares, ¿no sería su
meta principal la muerte del líder? —preguntó retóricamente.
Silencio. Un silencio sepulcral envolvió la habitación.
—Pero el papá de Kaoru ya está muerto —dijo Yahiko, entrando a la habitación.
—Muy bien, enano. Ahora, entonces, ¿cómo hará que se sientan nuestros
asesinos al saber esto? ¿Estafados? Tal vez, porque no pudieron tomar
venganza sobre el líder.
—¡Así que van tras su hija! —concluyó Sano.
Todos miraron a Kaoru, esperando obtener de ella una respuesta que confirmara
esto. Pasó un largo minuto de silencio, mientras Kaoru solo miraba al
piso frente a ella. Después miró directamente a Saitoh, pero se dirigió
a los otros.
—Minna, me gustaría hablar con Saitoh-san a solas. Si no les importa...
—¡Claro que nos importa! —interrumpió Sano—. Yo quiero saber—
—...vayan para afuera. ¡AHORA! —terminó, lanzándole a Sano una mirada
de advertencia que hubiera asustado al mismo Shishio. No había mas nada
para discutir, e incluido un melancólico Kenshin, todos salieron del cuarto.
Fin del capítulo
Glosario:
Hitokiri: del japonés; puede ser traducido como "maestro
asesino".
Minna: del japonés, "todos".
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