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Legado de Amor

un fanfic de Evangelion
por Jost

Neon Genesis Evangelion y personajes y situaciones derivadas son Copyright © Gainax.


     Querido Gendo:

Sé que no estás acostumbrado a recibir cartas personales, y menos del vicecomandante de la corporación. Posiblemente nunca reúna la determinación suficiente para enviártela. Sin embargo, la lealtad que me ha unido a ti durante más de tres lustros me obliga a escribirla.

Has de saber, querido Gendo, que esto es una confesión. La confesión de un amigo que siente que ha de liberar su conciencia de algún modo. La confesión de alguien que es tu mano derecha en NERV. La confesión de alguien que colaboró contigo para convertir a NERV en una realidad.

¿Recuerdas a Yui? Supongo que sí. Fue tu esposa, la mujer que te dio un hijo al que le has obligado a pilotar la única barrera entre NERV y los ángeles. Yo también la recuerdo. Era una mujer joven, atractiva, discreta, trabajadora, una esposa y madre abnegada.

De esto es sobre lo que quiero hablarte, Gendo. Sobre Yui.

Lloraste su pérdida en silencio. Lo único que honra su memoria es una lápida con un sepulcro vacío. Quizá su recuerdo es lo único que os une a ti y tu hijo.

Todos en NERV saben que Yui desapareció en una accidente durante una prueba de sincronización dentro del EVA-01.

Pero solo tú y yo sabemos el secreto del EVA-01.

¿Cómo, si no, ese Frankestein creado a imitación de Adam reaccionó protegiendo a Shinji y a Rei el día en que llegó Sachiel? Gendo, en ese momento una fina sonrisa cruzó tu cara. Aquella era la confirmación que esperabas. Yui sigue viva dentro del EVA-01. De una forma o de otra, pero el caso es que ella está ahí.

Pero has de saber ciertos detalles. Detalles que me involucran.

Yui desapareció hace once años. ¿Te acuerdas, verdad?

Un día antes de que Yui desapareciera, yo estaba paseando por un parque cerca del centro de la ciudad. Estaba comenzando a anochecer, y mientras la luz del sol se desvanecía, las farolas se iban encendiendo poco a poco.

En el parque no había nadie. Pensaba en volver a mi casa cuando vi a una mujer joven sentada en un banco vigilando a un crío que jugaba a hacer castillos de arena con un cubo.

En seguida reconocí a la mujer. Era Yui, Gendo. Que lejos quedaban los tiempos en que ella y yo hacíamos largas caminatas través del bosque.

La saludé. Me extrañaba verla por ahí. Ella se pasaba mucho tiempo trabajando en NERV y se lo dije.

Ella me miró con tristeza.

—Mi marido y yo hemos discutido —me dijo.

La pedí permiso para sentarme a su lado.

El caso es que Yui no tenía ganas de decir nada. Ella no apartaba los ojos de Shinji, tal como haría una madre responsable con su hijo.

Más que preocupada, Yui estaba asustada. Habló un poco, pero solo decía cosas inconexas. Estaba obsesionada con la idea del alma y de la inmortalidad.

Sí, Gendo. Aquí es donde quiero llegar. Yui tenía miedo.

Miedo porque ella tenía en mente un plan. Desde hacía años ya, poco después de que naciera Shinji, Yui me comentaba que el EVA-01 necesitaba algo para ser perfecto, el alma de una madre que cuidara de su hijo. Habíamos hablado de ello varias veces, pero sólo como hipótesis de trabajo.

Yo comprendía que esa hipótesis se convertiría en realidad. Porque al día siguiente Yui efectuaría una prueba de sincronización con el EVA.

—Gendo dice que no soy una buena madre —se sinceró Yui conmigo—, que paso demasiado tiempo en el laboratorio.

Yo ya me había quejado a Gendo diciendo que NERV no era una guardería. Yui, tú y vuestro hijo os pasabáis días enteros en el complejo de la corporación.

Bastó un solo instante de duda. Yui había bajado la guardia un momento mientras me hablaba, y Shinji desapareció de nuestra vista. Yui se irguió y los dos buscamos por todas partes.

Lo encontramos fuera del parque, cruzando una calle.

Una furgoneta que circulaba a toda velocidad estuvo a punto de atropellarle. ¡Debías haber visto a tu esposa en acción, Gendo! Apartó a Shinji de la trayectoria de la furgoneta agarrándolo con sus brazos. Un poco más y tu hijo habría sido historia.

Ella regañó a Shinji por haberse alejado de ella. Tu hijo lloraba, diciendo que se había distraído persiguiendo a una mariposa.

—¡¿Y si no hubiera estado yo?! —protestaba Yui—. ¡¿Crees que voy a estar siempre contigo para protegerte?!

Después de lo que ocurrió, la trascendencia que cobran estas palabras me parece obvia...

Gendo, te pasabas mucho tiempo dedicado a tus asuntos. Dejaste a Yui la tarea de la primera prueba de sincronización. Ahora viene lo más delicado.

Yo fui el último que vio a Yui con vida. Estuve con ella hasta el final.

A Yui le encantaba jugar con Shinji, en los pocos momentos que tenía libres.

Aquel día me personé ante ella para recordarle lo de la fatídica prueba. Tu esposa y tu hijo estaban jugando a las canicas.

Lo recuerdo demasiado bien. Finalizada la hora de jugar, ella abrazó a Shinji con fuerza y le habló con una sonrisa dulce en la cara.

Una sonrisa de resignación. La sonrisa de una madre que va a darlo todo por su hijo.

—Mamá ha de irse, cariño.

Shinji tenía tres años. A esa edad no podía calibrar la trascendencia de aquellas palabras.

—Jo... — dijo Shinji con fastidio—. Quiero seguir jugando.

—Ya jugaremos en otro momento, cielo.

—¿Cuándo?

—Después.

—Yo quiero ahora.

—Debes ser un niño bueno y esperar a mamá. Estaré muy ocupada.

—¿Mañana me llevas al parque?

Yui emitió un suspiro.

—Claro que sí, cielo.

—¿Me lo prometes?

Tu esposa cerró los ojos.

—Sí.

Ella volvió a abrazar a Shinji con más fuerza.

Acompañé a Yui a través de los pasillos. Se me antojó que el EVA estaba pendiente de ella, como si quisiera cobrarse una deuda. Y el alma de Yui iba a ser el pago.

—Lo que menos me gusta de esto —me dijo ella—, es que he mentido a mi hijo.

Yui se detuvo. Toda su entereza se vino abajo como un castillo de naipes.

Gruesas lágrimas brotaron de sus ojos.

Yo intenté consolarla en silencio.

—Lo hago por él... porque es mi hijo... ¿Lo entiendes, Kouzo?...Para darle un futuro... porque ese Frankenstein que hemos creado no tendría alma ni en un millón de años...

Me sentía como un conspirador, Gendo. Ella sabía que cuando su nivel de sincronización con el EVA sobrepasara el límite, su cuerpo se disolvería dentro de la cápsula. ¿Y su alma? Permanecería eterna. Pero el plan de Yui solo tuvo éxito gracias a mi connivencia.

Después de serenarse, ella me miró. Al cruzarnos una mirada, ella me susurró:

—Mi querido profesor...

Gendo, tu nunca la hubieras permitido a Yui ofrecerse en sacrificio por su hijo.

Ella no buscó mi colaboración por infidelidad hacia su matrimonio. Sólo lo hice porque yo era el único que la comprendía, que creyó en ella cuando me dijo que el EVA necesitaba una alma humana. Como ya sabes, tú pasabas mucho tiempo dedicado a NERV. Ante ese vacío, Yui se encomendó a mí.

La besé en la mejilla. Mi única forma de poder despedirme de ella.

El resto de la historia, Gendo, la conoces tan bien como yo.

La última imagen que conservo de Yui, es su sonrisa. Vi sonreír a tu esposa momentos antes de entrar en la cápsula del EVA.

Mi última actuación en el plan de Yui fue llamarte por teléfono y avisarte de lo que había sucedido, fingiendo que había sido un accidente.

—Gendo, escucha, ha ocurrido algo... Yui ha desaparecido dentro del EVA.

Había ensayado aquellas frases docenas de veces.

La noticia de la desaparición de tu esposa llegó hasta la prensa. Largos artículos que se resumían en la siguiente conclusión: que tu habías asesinado a tu mujer. Mientras, el proyecto de NERV seguía adelante. El tiempo pasó, y la prensa acabó exculpándote del incidente...

Si tengo la conciencia tranquila es porque sé que el sacrificio de Yui no fue en vano. La reacción del EVA-01 durante el ataque de Sachiel así lo demuestra.

Sin embargo, Shinji todavía no comprende lo que pasó con su madre. Sólo recuerda, como yo, que aquel fatídico día en que Yui se ofreció en sacrificio ella sonreía.

La sonrisa de una madre feliz.

Gendo, tu visitas la tumba de Yui con Shinji una vez al año. Más de una vez te he dicho que tenía que ausentarme por motivos familiares. Pues bien, mentía. En todos estos años lo que hacía era visitar el sepulcro de Yui.

Suelo fijar mis ojos en la breve inscripción de la lápida: "Ikari Yui. 1977-2004".

Y pienso para mis adentros que ella merecía algo más que un sepulcro vacío.

     Atentamente:

     Kouzo Fuyutsuki.
     Vicecomandante de NERV.

 

Fin

 

 
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Ultima actualización:  16/12/01