Un Rurouni Para tus Pensamientos
un fanfic de Rurouni Kenshin
por Information Specialist
traducido al español por Azur
Rurouni Kenshin y personajes mencionados en este texto son Copyright
© Nobuhiro Watsuki.
Capitulo 2: Encuentros en el Bosque
—¿Jo-chan?
Kaoru parpadeó, luego miró hacia arriba para encontrarse con el preocupado
rostro de Sanosuke. Debo haber estado fuera de mí de nuevo, se
regaño a sí misma. ¿Cómo puedes esperar que te traten de la misma forma
de siempre cuando estuviste actuando como un zombie? Sin mencionar el
hecho de los has evitado como si fueran una plaga. Temía encontrar
su mirada. Sus ojos expresaban las palabras que nunca dijeron. No puedo
mirarlos, es demasiado doloroso. Sus ojos son tan cálidos y protectores,
y tan llenos de preguntas.
Preguntas, eso era lo último que quería. Sano estaba allí para preguntarle
otra vez. Kaoru dejó salir un suspiro tan suave, que solamente ella pudo
escucharlo. Por los pasados tres días, desde que volvió a casa esa noche,
ellos habían estado preguntándole que había sucedido. Casi se había convertido
en una rutina. Ahora era el turno de Sano. De pronto se dio cuenta que
él solo esperaba una señal de ella lo reconocía. Comenzó a girar su cabeza
hacia un lado para no verlo, cuando unas fuertes manos sostuvieron su
rostro.
—¡Ni siquiera pienses en evitarme! —Viendo que no tenía forma de escapar,
agachó la cabeza hacia el suelo, cerrando los ojos.
—Jo-chan, ¿por qué no nos dices que esta pasando? —La voz de Sano sonaba
enojada, pero al mismo tiempo, le estaba suplicando respuestas. Cuando
Kaoru no contestó, él se levantó, y saliendo de la habitación dio un puñetazo
a la pared, maldiciendo todo el tiempo.
Aliviada de que Sano se había ido, abrió los ojos, sin sorprenderse de
que estuvieran colmados de lágrimas. Eso ocurría cada vez que alguno de
ellos trataba de hablarle. Fue lo mismo que cuando Yahiko trató de hacerlo.
Excepto que cuando se fue, él le estaba gritando de frustración.
Recordaba claramente cuando Kenshin trató de hablarle. No podría haber
soportado la idea de romper en llanto frente a él. El ya había tenido
suficiente dolor y culpa en su vida, y sabía bien que decirle todo solo
agregaría más. Antes de que él incluso se sentara, ella se puso de pie
y escapó de la habitación, apenas manteniendo la compostura. Cuando llegó
afuera, trató de tragarse los sollozos y calmarse.
¡Eres tan egoísta! Lo que te sucedió no puede ni siquiera compararse
con lo que él ha pasado.
¡Contrólate, demonios! ¡Piensa en Kenshin!
Kenshin... Hubiera dado lo que fuera por tenerlo a su lado consolándola
y confortándola, de la misma forma que lo hizo antes de irse a Kyoto...
pero dejarlo acercar a ella ahora significaba preocuparlo, y ella preferiría
morir antes de darle más cosas en que preocuparse. Claro, él estaba preocupado
ahora, pero lo estaría mucho más si averiguara la verdad. ¡No, nunca
se lo diré, ni a él ni a nadie más!
Ir por Megumi fue la idea de Yahiko. Él había tratado de calmar a Sanosuke,
y se sorprendió al ver que Kenshin no lo ayudaba. Un tiempo atrás se podría
haber escuchado a Kenshin gritar "Maa, Maa". Pero no, ahora
simplemente estaba apoyado contra un árbol, sus ojos cerrados. Fue entonces
que Yahiko decidió que él tenía que hacer algo. Kaoru ni siquiera los
miraba, olvídense de que les hablara. Y el hecho de que ni miraba a Kenshin
realmente lo asustaba. De modo que sugirió que tal vez ella no se sentía
cómoda hablando con hombres y que necesitaría mejor hablar con otra mujer.
Sano pensó que era una buena idea, pero todo lo que Kenshin dijo fue "Trataré
lo que sea". Yahiko intercambió miradas con Sano. Recién se había
dado cuenta de cuan difícil debía ser para Kenshin. Lucía completamente
devastado. Eso no debería sorprender porque Kenshin, tan ingenuo como
lucía acerca de las mujeres, se preocupaba mucho por Kaoru y lo había
demostrado. Pero, Yahiko nunca había visto a Kenshin tan preocupado o
deprimido. Así que partió a buscar a Megumi a la clínica, completándole
los detalles de lo sucedido en el camino de vuelta al Dojo.
Cuando llegaron, se sorprendieron de encontrar la casa completamente
vacía. Megumi no estaba feliz.
—¿Es esto algún tipo de broma, Yahiko-chan? —preguntó con enojo.
—¡No me llames chan, y no, esto no es una broma! ¿Crees que acaso inventaría
una historia así para reírme después? —gritó.
Megumi pronto se arrepintió de haber dicho eso.
—Gomen, Yahiko, es simplemente que no puedo creer que Kaoru...
—Oi, Yahiko, mujer zorro, ¡¿han visto ustedes dos a Jo-chan?!
Yahiko y Megumi giraron para ver a Sanosuke corriendo hacia ellos. Cuando
llegó a ellos, se detuvo para recuperar el aliento.
—¿Dónde estabas, y dónde están Kenshin y Kaoru? —preguntó Megumi.
—¿Qué quieres decir con dónde esta Kaoru? ¿No estaba contigo? —le acusó
Yahiko al mismo tiempo.
Sano finalmente dejó de jadear, lo suficiente como para responder.
—Después de que te fuiste a buscar a Megumi, Kenshin decidió ir a ver
como estaba, pero no la encontró en su habitación, así que revisamos en
los alrededores del Dojo, y fuimos a ver si estaba en el Templo cuando
no la encontramos aquí. Pero no estaba por ninguna parte, así que le pregunté
a Kenshin que era lo que íbamos a hacer ahora, pero simplemente me encontré
hablando con un árbol y que Kenshin se había ido sin señal de adonde.
—¿Adónde pudo ella haber ido? Quiero decir, ¿si fue a caminar o a practicar
budo? ¡OH DIOS! Que tal si fue a matar a los que... ¡OUCH! ¡¿Por qué fue
eso?! —Yahiko gritó enojosamente mientras miraba a Sano y a Megumi.
Sano y Megumi estaban lo suficientemente preocupados como para soportar
los "que tal si" de Yahiko.
Después de hacerlo callar, acordaron ir a buscarla. Probablemente Kenshin
estaba haciendo lo mismo. Diciéndole a Yahiko que permaneciera en el Dojo
en caso de que regresara, ellos partieron.
Kaoru miró a través de la ventana de la casa de Tae. Vio como Tae se
agitaba nerviosamente enfrente de Tsubame-chan. —¿Puedes ahora recordar
algo acerca de donde estuviste? —le preguntó preocupadamente.
—Honestamente, Tae-san, no me acuerdo. —Kaoru notó que la voz de Tsubame
era más baja de lo normal y que temblaba. Pero estaba aliviada. Funcionó.
Tsubame no recuerda nada, eso significa que nadie se enterará. Miró
hacia arriba pronunciando una oración. Estaba tan feliz de que la jovencita
no recordara nada. Habría sido demasiado para ella.
—Pero Tsubame, estuviste perdida por casi dos días, como puede ser que
no recuerdes donde fuiste... —Tae se detuvo al ver que los pequeños hombros
de su camarera estaban temblando, entonces se puso a llorar.
—No puedo recordar nada. Todo lo que recuerdo es que estaba asustada,
y que alguien me debe haber traído hasta aquí, porque tampoco no recuerdo
haber llegado aquí por mi misma... No recuerdo nada más...
Kaoru vio como la niña se lanzó hacia los brazos de Tae.
—Esta bien, Tsubame, iremos a ver al doctor Gensai. El sabrá por qué...
La voz de Tae se silenció cuando Kaoru se movió de su escondite y se
internó en el bosque. Ella había tomado este atajo cuando trajo a Tsubame
devuelta a casa. La razón por la cual lo tomaba ahora era porque no le
simpatizaba la idea de todo Tokio viendo su maltratado rostro. Los moretones
habían cambiado de negro a violeta oscuro, y el corte en la mandíbula
aún estaba lejos de sanar.
Además el chichón de la frente estaba aún horriblemente grande. Por
lo menos mi ropa cubre el resto, pensó irónicamente. La gente realmente
gritaría si vieran...
La sucesión de pensamientos fue interrumpida cuando vio moverse entre
el enrejado de árboles, largos cabellos rojos... ¿Kenshin? Afiló
la vista para obtener una mejor imagen de él, cuando lo perdió. ¡No!
¡No puedo dejar que me vea! Giró para correr hacia el otro lado tan
rápido como pudiera, y choco contra...
—¿Kenshin...?
Fin del capítulo
|